La nutrición es importante por varios motivos: proporcionar energía, reparar células, crecimiento… Cada una de las células de nuestro organismo necesita energía en todo momento. Gracias a los alimentos tenemos la energía necesaria para que el cuerpo funcione correctamente.
Para cubrir sus necesidades energéticas el cuerpo utiliza inicialmente los glúcidos y las grasas, y posteriormente las proteínas. Aunque los requerimientos energéticos de cada organismo son diferentes, y están, en parte, determinados genéticamente, éstos son capaces de adaptarse a la energía proporcionada. La cantidad de energía necesaria depende de diferentes factores, pero especialmente del tamaño del organismo y de su actividad física.
Cualquier movimiento del cuerpo requiere de energía. La cantidad de energía que el cuerpo obtiene a partir del metabolismo depende de cómo los músculos están siendo usados y cuántos de ellos están actuando. Los músculos están usando energía incluso cuando están en reposo, para mantener cierta tensión muscular. El resto de la energía es usada por los órganos internos para realizar diferentes funciones y para mantener la temperatura del cuerpo. El consumo de energía de un adulto en reposo supone entre 1000 y 2200 kcal/día, de 4,2 a 9,2 mJ/día. El sistema nervioso central consume el 20% de esta energía. El resto es usado principalmente por el hígado, el riñón y el corazón.
Aproximadamente el 40% del consumo de energía del organismo en reposo se emplea en los canales de iones y el 20% para la síntesis de proteínas.
El alimento es usado también para el mantenimiento y reparación del cuerpo. Billones de nuevas células son creadas cada día a partir de los nutrientes.
El metabolismo se separa en catabolismo (degradación de compuestos para la obtención de energía) y anabolismo (síntesis de compuestos mediante el consumo de energía). Las enfermedades y heridas activan el catabolismo e inhiben el anabolismo, produciendo un desequilibrio en el metabolismo.