Para prevenir la malnutrición, hay que hacer una evaluación exhaustiva y vigilar el estado nutricional de los pacientes. También es muy importante aclararle al paciente la importancia de la nutrición en relación con su enfermedad, y de este modo poder dar un diagnóstico y mejorar su calidad de vida. Estas aclaraciones se deben hacer de forma multidisciplinar, junto con el médico y el paciente.
Es importante determinar la causa de la malnutrición, especialmente en los pacientes que ingieren una dieta pobre en energía. Para saber si la comida es suficiente en valores de energía, se debe registrar lo consumido en cada comida y a partir de ahí calcular el contenido en proteínas y grasas.
Los pacientes deben tomar de 5 a 6 comidas al día y no debe transcurrir más de 3 horas entre las comidas. Para ello, el paciente puede tomar, por ejemplo, 4 comidas principales y 2 pequeñas. Se debe incluir una comida más al día, por ejemplo, tomando un resopón después de la cena. Se recomienda que no pase más de 12 horas entre la cena y el desayuno.
Un paciente con déficit de energía, y que tiene heridas en proceso de cicatrización, necesita un aporte de calorías adicionales, en forma de grasa y proteína, que suponga aproximadamente un total de 2.500 kcal/día. Para ello, por ejemplo puede añadir aceite en la tostada del desayuno, incorporar queso en las comidas, tomar frutos secos, añadir nata en los alimentos… Si es necesario, se puede incorporar a la dieta suplementos nutricionales.
Existen tres tipos principales de suplementos nutricionales:
- Suplementos en comprimidos, que contienen nutrientes energéticos, minerales y vitaminas.
- Bebidas nutricionales, donde podemos encontrar muchos tipos y sabores diferentes. (De 1,5 kcal/mL, 2 kcal/mL, o con proteínas adicionales).
- Alimentación por sonda.