Para evaluar el estado nutricional de un paciente es necesario conocer su estado nutricional previo. Para ello es importante una correcta recopilación de información así como una entrevista personal sobre su dieta. En dicha conversación hay que establecer una buena relación de confianza con el paciente, teniendo en cuenta los aspectos éticos.
Se debe hacer un estudio sobre las medidas antropométricas y calcular a partir de ellas el índice de masa corporal, pero también es importante conocer las debilidades de una medida de este tipo. Además se debe hacer un cálculo de las necesidades energéticas de dicho paciente.
Hemos hecho un repaso de los nutrientes, a los que hemos dividido en seis grupos: glúcidos, grasas, proteínas, minerales, vitaminas y agua. Es importante conocer cuáles son las diferentes funciones de cada uno de ellos y en qué alimentos podemos encontrarlos. También hay que conocer cuáles son sus proporciones recomendadas en la alimentación. Con estos conocimientos ya podemos hacer una consulta general sobre nutrición.
Hemos visto lo que significa el balance energético, y lo que sucede cuando hay un superávit o déficit en la balanza energética. También hemos estudiado la cantidad de calorías que necesita un paciente adulto, y qué afecta a sus necesidades de energía.
Ya debemos ser capaces de reconocer los problemas nutricionales en el anciano, teniendo en cuenta que son un grupo muy heterogéneo. Hemos visto la importancia de las dietas ricas en nutrientes, y las razones por las que se recomiendan para algunos ancianos.
Finalmente hemos visto los factores de riesgo que pueden derivar de una ingesta baja en nutrientes, y la importancia de que el paciente los conozca, además de saber qué medidas puede tomar para prevenir y tratar la desnutrición.